Como especialistas en neurodesarrollo y educación, sabemos que los sentidos son las puertas de entrada al mundo, y entre ellos, el sentido del tacto es, sin duda, el más extenso y fundamental para la vida diaria y el aprendizaje. Desde el momento del nacimiento, y de manera ininterrumpida, nuestra piel se encarga de enviarnos información esencial.
¿Qué es el Sentido del Tacto?
El sentido del tacto es nuestra capacidad para percibir cualidades y estímulos a través de la piel, nuestro órgano más grande. No se limita solo a sentir si algo es suave o áspero; es mucho más profundo. Lo que llamamos «tacto» es en realidad una compleja red de sensores que nos permiten sentir:
- Presión: Si nos aprietan o nos tocan suavemente.
- Temperatura: Si algo está frío o caliente.
- Dolor: Una señal de alarma esencial para la supervivencia.
- Textura: Si algo es liso, rugoso, blando o duro.
Esta información viaja directamente al cerebro y nos ayuda a interactuar, aprender y protegernos del entorno.
La Importancia Crucial del Tacto en la Vida
El tacto no es un sentido pasivo; es la base sobre la que se construyen muchas habilidades en la infancia, especialmente para niños y niñas de 3º de Primaria, que están explorando el mundo de forma activa y física.
- Seguridad y Supervivencia: El tacto funciona como un sistema de alarma. La sensación de dolor o de temperaturas extremas es una señal inmediata para alejarse del peligro. Esta función es primitiva y vital, pero también se traduce en la vida diaria: saber si un plato está demasiado caliente o si una superficie es peligrosa.
- Aprendizaje y Desarrollo Motor Fino: Al tocar objetos, los niños aprenden sobre ellos. El cerebro registra el peso, la forma y la textura de todo lo que manipulan. Este conocimiento es fundamental para la psicomotricidad fina: la habilidad para sostener un lápiz, abrochar un botón o usar unas tijeras depende directamente de la información que la piel de sus dedos envía al cerebro. Si no sienten la textura del lápiz o la presión que deben ejercer, la tarea se vuelve mucho más difícil.
- Vínculo Emocional y Comunicación: El tacto es la primera forma de comunicación. Un abrazo o una caricia no solo se sienten bien, sino que liberan sustancias químicas en el cerebro que fomentan la calma, el apego y la sensación de seguridad. El contacto físico es un pilar para el desarrollo emocional y social.
- Conciencia Corporal y Espacial: Saber dónde está el cuerpo en el espacio (es decir, la propiocepción) y cómo se mueven las extremidades, depende en gran medida de los receptores táctiles que están bajo la piel. Tocar una pared, empujar un objeto o sentir el suelo bajo los pies ayuda a construir un mapa mental del propio cuerpo y del espacio circundante.
Cómo potenciar el sentido del tacto
Para ayudar a desarrollar este sentido, es fundamental ofrecer experiencias variadas:
- Jugar con diferentes texturas (arena, agua, arroz, plastilina).
- Realizar actividades que requieran presión (amasar, golpear suavemente, apretar esponjas).
- Fomentar actividades que impliquen el contacto corporal (trepar, gatear, abrazar, jugar a la pelota).
La piel es el mapa que permite a los niños navegar por el mundo. Permitir y fomentar la exploración táctil es darles las herramientas necesarias para un desarrollo integral y feliz.

