Hace una semana que mi aula de 4º de la EPO volvió a abrir su puerta y a llenarse con el eco de las sonrisas de mis alumnos.
Es un grupo de niños y niñas a las que este año se les ha incorporado tres nuevas miradas , y la acogida está siendo lenta pero como esperaba que fuera.
Estos primeros días nos están sirviendo a todos los que vamos entrando en la clase para quitarnos la arena de los pies, volver a coger el pulso al despertador y dejar sitio a los nuevos contenidos que este año tendremos que estudiar y evaluar.
Algunos nos sonarán. Otros son nuevos.
Reconozco que cuando estoy con ellos, soy feliz, porque ellos me dan motivos para ejercer la profesión más bonita del mundo: la de enhebrar recuerdos en sus pequeños corazones.
A veces la cosa se pone algo más complicada, pero cuando eso pasa, todos respiramos, nos sentamos encima de las mesas y respiramos hasta 20; les aseguro que funciona.
Ellos saben que este año nos lo vamos a pasar genial, pero que les voy a exigir desde el día uno porque 4º es un curso en el que ya somos grandes, muy grandes, y tenemos que ser responsables con nuestras notas y con nuestro comportamiento.
Todo merecerá la pena. Estoy seguro de ello.
Septiembre del año 2025.
La aventura ha dado comienzo.
Sigamos modelando nuestra obra de arte.

