El Truco para Saber si lo Has Hecho Bien

La prueba de la división es un procedimiento sencillo y muy útil para comprobar si una división que hemos realizado es correcta.
Consiste en utilizar los elementos de la operación —dividendo, divisor, cociente y resto— para verificar que, efectivamente, la relación entre ellos se mantiene.


El principio que guía esta prueba es el siguiente:

Dividendo = (Divisor × Cociente) + Resto

Es decir, si multiplicamos el divisor por el cociente y le sumamos el resto, debemos obtener como resultado exactamente el mismo número que teníamos al principio, el dividendo.
Si esto ocurre, podemos estar tranquilos: la división está bien hecha.
Si no, significa que hemos cometido algún error que debemos localizar y corregir.


Esta prueba es especialmente importante en el aprendizaje de la división porque no solo refuerza el cálculo, sino que también fomenta en los alumnos el hábito de comprobar sus resultados, desarrollar su autonomía y confiar en su propio razonamiento matemático.


Además, enseñar la prueba de la división nos permite seguir trabajando conceptos clave como la multiplicación, la suma y el significado real del resto, especialmente cuando el dividendo no es un múltiplo exacto del divisor.


En el aula, después de resolver una división, suelo pedir a los alumnos que realicen su prueba de manera sistemática. Poco a poco, entienden que no es un castigo o un paso extra, sino una herramienta para ganar seguridad y evitar errores.

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