El juego entretiene y divierte al niño, pero también es la forma en la que aprende a conocerse y comunicarse consigo mismo, y en gran medida, con el mundo que le rodea.
Mientras el niño juega, el niño observa lo que acontece a su alrededor, estructura su pensamiento, crea ideas y se relaciona con los demás y con los objetos.
El juego es la actividad principal para el niño, y necesita libertad y confianza de movimientos para experimentar y aprender a coordinar su actividad cerebral con sus movimientos corporales, resolver problemas con su equilibrio, conocer, utilizar y coordinar las partes de su cuerpo e ir dominando el espacio.

Por medio del juego y la relación que establece con los objetos con los que juega, el niño desarrolla:
- sus capacidades intelectuales
- percibe y experimenta sensaciones de texturas, temperaturas, colores, sonidos, …
- aprende conceptos sobre sus propiedades y características de forma, tamaño, partes y utilidad
- desarrolla su forma de comprender e interpretar la realidad
- y de comprenderse e interactuar a sí mismo
Cuando el niño juega con sus padres o con otros niños, además de potenciar su capacidad de relación social, desarrolla la comunicación por medio de gestos y palabras y equilibra su mundo emocional porque el juego se convierte en el medio idóneo para exteriorizar emociones y para valorarse a sí mismo de manera positiva y ajustada a sus propias capacidades.
A medida que el niño crece, su forma de jugar evoluciona e incorpora nuevos aprendizajes en su vida cotidiana.
Mientras juega, el niño se siente libre para actuar como quiere, cuando quiere y con quien quiere.
El niño es que elige el tema del juego, el personaje que va a representar, busca los medios necesarios para realizar las actividades y exterioriza su mundo interior.
Cuando un niño juega, se concentra, reflexiona, imagina, fantasea… y es feliz.
Por eso es importante que fomentemos estos momentos, y que respetamos sus gustos y sus tiempos para jugar, ya que el niño necesita que le ofrezcan experiencias y estímulos que desafíen sus distintas capacidades, pero siempre a través de la interrelación placentera y amorosa con la actividad a desarrollar.
Jugar es aprender.
Jugar es placentero y divertido.
Jugar es encontrarse con un mundo de posibilidades, posibilidades para conocerse a sí mismos, para conocer ese mundo y relacionarse con él.
A través del juego se aprende, se crece y se incorporan aptitudes y destrezas para el futuro.
A través del juego se puede, entonces, generar una estimulación temprana para los niños.
Así que, … ¡¡¡ Vayamos todos a jugar!!!

